miércoles, 1 de septiembre de 2010

Otro muerto

Otro muerto,

¿y qué más da? Cuando las puertas del Cielo se abran no habrá nadie a quien demostrar que alguna vez tuviste un corazón, nadie a quien pedir disculpas ni nadie que pida perdón.

Porque cuando las puertas del Cielo se abran, la vida no supondrá sino una pequeña mancha en el tiempo, un rastro de luz entre dos abismos que nadie supo ni quiso predecir.

Porque cuando las puertas del Cielo se abran, yo ya no estaré a tu lado. Morirás solo, como ya sabías que ocurriría, cayendo lentamente en una oscuridad infinita.

Porque al final todos somos ceniza.

Porque vinimos al mundo para esto.

Descanse en paz.

Por los siglos de los siglos.

De cómo vivir sin esperar nada a cambio, capítulo cuarto.

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