lunes, 7 de abril de 2008

Sencillamente, una esfinge sin secreto


Cuando
te miro sólo veo una muñeca, eso es lo que eres, una de esas muñecas de porcelana o una pieza de mármol delicadamente tallada; las personas como tú no deberían sufrir en el mundo, deberían permanecer siempre calladas, inertes, observando desde la vitrina de algún Museo, decidiendo el momento justo en el que partirse en mil diminutos pedazos. De cómo perdí la cabeza y otros cuentos chinos, capítulo segundo.

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