Perdónamelo todo, y no sólo olvidar los paréntesis, sino mi falta de ingenio.
Y precisamente hoy
me he dado cuenta de que he perdido la ilusión, quizá por falta de tiempo o tal vez por falta de ganas, pero ya las frases no me emocionan como antes,.
No sé si antes todo era más fácil, pero ahora no sé dónde aferrarme, no sé si el viento sopla contra mí o soy yo que he perdido las ganas de luchar, de dejarme llevar y descubrir hasta dónde puedo llegar.
Ha pasado tanto tiempo que casi ni recuerdo cómo se hace. Ayer fui un poeta, hoy sólo otra víctima de la falta de pensamiento, solitaria.
Insensible y monótona, sin pensar que las decepciones son la fuente de inspiración más extrema, que inspiran los sentimentos más hermosos. Dejando pasar los malos momentos por sentarme frente a frente con la apatía, ni siquiera con la soledad.
Encerrada entre paredes que ya no son muros blancos, ni la pintura de la decepción, sino rejas que dan paso a las cárceles del pensamiento en las que las ideas no fluyen sino que se vuelven delgadas hasta que ya no las sientes y terminas por olvidarlas.
Jamás pensé que ser yo mismo no fuera lo peor que me podía ocurrir. Pero aquí estoy. Ahora sé que he sufrido, que he amado decepciones, que lo que más daño me hizo por ser lo más estúpido fue lo único que jamás he olvidado.
Pero hoy ahora apenas vivo, fantaseo en la escasez, apenas siento que no alcanzar la estrella más lejana a la que alguna vez soñé llegar, no es tan malo como pensaba, porque es lo que te hace sentir más muerto que vivo. De cómo los adultos siempre lo echan todo a perder, capítulo primero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario